Hoy queremos abrir un nuevo post dedicado a nuestra ciudad,
la ciudad de Alicante y su total accesibilidad.
El otro día hicimos una pequeña excursión en clase de Promoción
de la Autonomía Personal y Social por los alrededores del instituto con nuestra
profesora, para ver si nuestras calles y comercios cercanos están adaptadas o
no para las personas con diversidad funcional.
Nuestro ejercicio consistía en que unos alumnos se vendaban
los ojos simulando una persona con diversidad funcional visual (con un/a
compañero/a guía) y otros alumnos debían moverse de manera autónoma en una
silla de ruedas por el barrio.
Después de la excursión y los sufrimientos surgidos en ella
pensando en el seguro escolar del Centro, podemos sacar la conclusión de que la
accesibilidad es un problema que nos afecta a TODOS, no sólo a las personas con
diversidad funcional motora que dependen de una silla de ruedas para moverse
por la ciudad o necesitan bastones para caminar. También puede afectar al resto
de los ciudadanos que en algún momento de su vida pueden encontrarse con
dificultades para desplazarse por una caída, por llevar un cochecito de bebé,
un carro de la compra, las personas mayores que caminan con más dificultad o
que necesitan la ayuda de un bastón o un andador.
Generalmente, no nos paramos a pensar en la barrera que
supone un simple bordillo o un escalón a la entrada de un comercio, un
restaurante, un edificio público, hasta que no nos encontramos en estas
situaciones. No se nos ocurre pensar que esa vivienda que nos hemos comprado y
que tiene varios escalones en la entrada quizá en algún momento de nuestra
vida, o cuando nos hagamos mayores se puede convertir en un obstáculo insalvable.
¡Cuántas personas mayores se encuentran encerradas en sus casas sin poder salir
a la calle porque viven en un tercer o cuarto piso ¡sin ascensor!
En nuestra Comunidad Valenciana disponemos de una normativa
extensa en materia de accesibilidad: La Ley de Eliminación de Barreras
Arquitectónicas, Urbanísticas y de la Comunicación, aprobada desde 1.998, que
se ha desarrollado posteriormente en varias órdenes y decretos que están en
vigor desde 2.004. Esta Normativa reconoce EL DERECHO DE TODOS LOS CIUDADANOS A
LA ACCESIBILIDAD UNIVERSAL, y establece los criterios que se han de seguir en
el diseño urbanístico. Sin embargo, la realidad es que no se está cumpliendo.
En concreto en Alicante tenemos edificios públicos de reciente creación
totalmente inaccesibles.
También muchas dependencias municipales son inaccesibles.
La remodelación de la Plaza de San Cristóbal, el nuevo acceso a la Iglesia de
Santa María desde la calle Villavieja, son otros tantos ejemplos. El
Ayuntamiento sigue concediendo licencias de apertura a comercios que tienen
barreras arquitectónicas. Sigue concediendo licencias de obra a viviendas y
urbanizaciones con escalones en los accesos principales.
Y lo que es más grave todavía, en nuestra Comunidad
Valenciana se siguen inaugurando espacios totalmente inaccesibles.
Es cierto, y esto también hay que reconocerlo, que ha
habido un avance positivo, porque hace 15-20 años apenas había rampas, y las
personas que se desplazan en silla de ruedas tenían que utilizar los vados de
vehículos para bajar de la acera, y circular por la calzada. También se han
creado más aparcamientos reservados, sobre todo en el centro, y aparcamientos
personalizados, aunque no sin tener que pelear por ello. Pero esto no debe
bastarnos. Porque además de circular por la calle tenemos derecho a utilizar
los mismos servicios y recursos que los demás.
Un buen recurso para explicar de manera muy gráfica y
sensibilizar a la sociedad sobre la frustración que pueden producir las
barreras arquitectónicas para este colectivo, es el cuento de por 4 esquinitas
de nada, puede que parezca algo infantil pero es capaz de llenar y transmitir
los sentimientos de estas personas.
Os adjuntamos a continuación el video-cuento, esperamos que
os guste tanto como a nosotros:
Alicia Ortiz
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